martes, 16 de diciembre de 2008

Evohé, el espacio poético clásico


Los clásicos de la antigua Grecia son los hipotextos por excelencia. Toda expresión artística tiene al ser humano como su foco de interés, por lo tanto, todo se remite a esos primeros textos fundadores del testimonio de los hombres. Los poemas homéricos, los hesiódicos, las tragedias que han llegado hasta nosotros, las comedias, y los poemas líricos son el germen de la conciencia del ser humano. Al igual que la niñez en un individuo, los clásicos de la antigüedad son esos destellos de memoria a la que siempre regresamos para encontrarnos como sujetos. En la posmodernidad no debemos perder de vista esos momentos en dónde los hombres descubrimos que éramos capaces de alcanzar la virtud, que nuestra humanidad no era una solamente una condición fisiológica, sino que también la humanidad se la aprendía, se la buscaba, se la formaba.
Podemos decir que la literatura en estos 2800 años ha hablado de lo mismo, es decir, de los motivos que se desprenden de los clásicos; sin embargo, esta aseveración sería ante todo muy simplista y generalizadora. La literatura siempre ha trabajado sobre los mismo temas, los que conciernen al ser humano, pero lo grandioso de este arte a sido que esas mismas ideas son reinterpretadas y resignificadas desde la visión de cada autor, y sobre todo de cada época. Toda la literatura de la cultura occidental ha tenido como referente a los clásicos, ya que estos son un ejemplo de buena literatura en todos los aspectos, desde su estética, hasta la complejidad estructural, desde la profundidad de sus personajes hasta la profundidad filosófica de sus argumentos. Las literaturas de todas las lenguas han tenido sus principales amantes de lo clásico, y en cada país ha habido gente que se ha apasionado por lo clásico, y han construido su producción artística sobre este referente ineludible del hombre culto, y del hombre más sencillo, todos se encuentran en los clásicos.
En la literatura ecuatoriana encontramos la influencia de los clásicos desde la ascendencia hispánica. Desde los tiempos de la colonia la educación que impartía la iglesia incluía la enseñanza de griego y latín. Ya en el siglo XX, el Ecuador tuvo un gran estudioso de lo clásico, ese fue el padre Aurelio Espinosa Pólit, quien tradujo varios textos. De los escritores contemporáneos destacan los cuentos de Jorge Dávila Vásquez, quien tiene varios textos en donde se recrean los motivos de lo clásico, además de algunos microcuentos en donde se parodia algunos de los acontecimientos de los poemas homéricos. El objeto de nuestro estudio será Luis Carlos Mussó, poeta guayaquileño, que destaca por su amplio conocimiento acerca de la cultura de la Hélade. Su poemario Evohé es una secuencia de cincuenta piezas poéticas, todas ellas tienen como sustento a la cultura griega.
El título Evohé se refiere a una interjección, que era el grito de las ménades para aclamar o invocar al dios Dionisos, por lo tanto, el poemario desde su inicio es un canto para invocar al dios ctónico. Es importante analizar cómo afecta a la lectura de los poemas el hecho de que todos estén cruzados por la línea de referencias clásicas. El conjunto del poemario crea un ambiente, un espacio en donde se desarrollan las acciones, toda evocación, toda imagen que suscite cualquier poema será en ese espacio común del mundo antiguo, al igual que el poeta egipcio Constantino Cavafis, en su poética creó un entorno histórico para su poesía, el entorno de las cultural mediterráneas antiguas, y aunque algunos de sus poemas no hiciera una referencia particular a éstas, ya la cabeza del lector estaba enfocada en ese espacio ficcional de la poética. En Evohé el autor crea su propio espacio ficcional para la poesía, basado en los mitos, pero también en personajes históricos como Platón, Arquímides, entre otros.
El mito es la fuente de inspiración, y es el lugar desde donde parte el poeta. La voz lírica evoca a los personajes o acontecimientos míticos, para luego sumergirse dentro de éste y hacerlo suyo. Es decir, de un tema mítico Mussó logra versos muy íntimos, llenos de profundidad. En el poema Medusa se nota claramente esta sumersión y apropiación del mito:
Dulce Gorgona: me aguarda tu mirada, y en ella
un desierto. Vuelve mis ojos piedra/ arenisca/
granito/ convierte mi cuerpo en mi propio féretro.

Es evidente cómo partiendo del personaje de la Medusa, la voz poética hace suyo el mito para luego cavilar en él mismo. Este poema toma el motivo de que Gorgona convertía en piedra a todo lo que tocaba con la mirada, para así expresar la fuerza de la mirada, y cómo un roce con ésta puedo petrificarte y helarte hasta lo más profundo.
La gran mayoría de las piezas poéticas están escritas en prosa poética, sin lugar a dudas esto aporta un ritmo narrativo, y eso no puede ser otra cosa que la vinculación con el mito, ya que éste es eminentemente un testimonio con palabras, por lo tanto un relato.
Dentro de la teoría de transtextualidad de Genette los poemas de Evohé se los clasifica como hipertextualidad, ya que estos toman como fundamento otros textos, textos más antiguos, por supuesto. Los poemas hacen referencia tanto a los poemas homéricos, como también a los mitos compuestos por Hesíodo, y también hay una referencia clara a las tragedias. Analizaremos más adelante algunos de estos ejemplos de transtextualidad, pero ahora no podríamos olvidar que también hay referencias a otros tipos de textos como la escultura y la arquitectura de la Hélade. Siempre las referencias están enmarcadas en ese espacio común para la creación poética.
Los vínculos con homero son innegables. La cultura de Grecia antigua se fundamentaba sobre los poemas homéricos, por lo tanto, crear este espacio sin la referencia a Homero sería ante todo inadecuado. Luis Carlos Mussó establece una relación de respeto con los textos antiguos, que es un factor común a lo largo del poemario. Por ejemplo en Aeda Ciego:
Profeta en la Tiniebla. A su vez le debemos el
canto de los yelmos y los tálamos; de las pérdidas
y las ganancias. […]

En Evohé podemos encontrar imitación seria, así también como transposiciones, entre el hipotexto y el hipertexto. Como se nota la seriedad en una línea muy marcada en Mussó al momento de asumir el mito, ya que no encontramos ni parodias, ni pastiches, ni travestismos. Por ejemplo, Canto inédito de la Ilíada es una imitación seria, ya que sus líneas poéticas son un simulacro de un acontecimiento del poema compuesto por homero:
Sé que me eres Aquiles por tus pies ligeros. Por la
divina confección de tu arma poderosa. Por tu
nada sereno talón. […]
Sé que me eres Aquiles, y aunque hayan temblado
mis rodillas al verte las puertas de la Ciudad,
sobre este fiero pavimento expongo mi pecho
para la embestida.

La voz poética aquí representa a Héctor, el gran rival de Aquiles en la Ilíada, este discurso no lo pronuncia Héctor, pero sí tiene ese respeto por el héroe aqueo que sin duda le infunde respeto, pero Héctor también es un héroe. A este poema se lo podría valorar como una revalorización respecto a la Ilíada, ya que si bien mantiene ese sentimiento de respeto que se guardaban los héroes de la Ilíada, pone en boca de Héctor palabra muy bellas, de consideración y admiración ante quien iba a ser su asesino.
El libro de Mussó mantiene vivo el espíritu de los clásicos, en un tono serio, con un lenguaje claro, transparente, con metáforas precisas transmite los motivos de los clásicos al presente. Dentro de sus poemas podemos encontrar motivos como del descenso al hades en Infierno, el amor, el valor, la areté, pero también encontramos motivos que sin duda son característicos de la literatura contemporánea, como el motivo de la escritura. En Poiesis se hace un tratado sobre el problema de la palabra, y sobre todo sobre el problema del escritor frente a la palabra, siempre tomando contexto la cultura clásica, y sobre todo el significado que para estos tenía la palabra.
Otro motivo importante es el amor. En el poema amores monstruos el autor se vale de los ejemplos de los amores presentes en los mitos, para transmitir la pasión desenfrenada con la que amaban “nuestros mayores”:
Terrible ha sido el amor que abrigaron nuestros
mayores. Feroz amante fue Clitemestra, al
hundir dos veces la daga en el cuello de su
hombre (dicen que limpió de sangre su arma en la
cabellera de la víctima […]

Se revaloriza el mito de la dinastía de los átridas, contado por Esquilo, se resalta el crimen de Clitemestra, y se sugiere que ella estaba presa del amor.
El libro de Mussó es un eco de la cultura Helena en la actualidad. La fuerza de su poética se concentra en esa capacidad muy sensible para asimilar los grandes valores de esta cultura y revalorizarlos en la actualidad. Evohé es un mar de referencias clásicas que sin duda incitan al aprendizaje. En nuestros días en donde el ser humano se ha alejado tanto de sus valores primordiales, es vital volver a lo esencial y lo único esencial es lo clásico ya que en estos se presenta el ser humano desnudo, en estado puro, desprovisto de toda vestidura banal.
Para mí la lectura de Evohé significó la admiración por Mussó al saber ser un pertinente transcriptor de lo clásico, además destaca su sensibilidad hacia lo humano y la verdadera trascendencia del hombre. Es importante que la literatura ecuatoriana cultive lo clásico ya que sólo así podremos llegar a ser un pueblo constituido sobre los fuertes pilares de una formación sólida y justa.
Bibliografía
• Mussó, Luis Carlos, Evohé, Guayaquil, C.C.E, 2008.

Las ranas de Aristófanes


• Comedia
• Se representó en las Leneas 405 a. C. con el nombre de Filónides. Obtuvo el primer premio frente a Las Musas de Frínico y el Cleofonte de Platón el Cómico.
• Contexto Histórico.- En Atenas gobernaba el Concejo de los Cuatrocientos, que se caracterizaba por ser un despotismo sin freno, asesinatos, destierros, y persecución en contra de los adversarios políticos.
• La ciudad de Atenas estaba de luto por la decadencia de su arte trágico.
• Aristófanes escribió Las Ranas bajo la impresión de la reciente muerte de Sófocles (406 a. C.) al igual que Agatón; En el 407 a. C. había muerto Eurípides en Macedonia, lejos de su patria.
• El arte trágico había perdido a sus mejores tragediógrafos. Las Grandes Dionisias o de las Leneas perdieron su esplendor a falta de buenos poetas.
• El argumento de la comedia se divide en dos: El camino de Dionisio hacia el Hades en compañía de Jantias, su criado. La segunda es la disputa entre Esquilo y Eurípides, para ver cual de los dos ocupa el trono del arte trágico, y también cual regresará a la tierra.
• Motivo del viaje con otro fin, la recuperación de la tragedia en Atenas.
• Parodia de los dioses, sobre todo de Dionisio, a quien se dedican las tragedias. La parodización de este dios responde a la decadencia de la tragedia en Atenas.
• Inversión de roles, entre Dionisio y Jantias, ya que intercambian el disfraz de Heracles, para salir beneficiados en distintas circunstancias.
• Travestismo, Dionisio se disfraza de Heracles.
• Descenso al Hades con el fin de recuperar la tragedia.
• Coro de ranas al cruzar el río, Dioniso le responde.
• Referencias a lo escatológico.
• La comedia guarda mucha fidelidad hacia el mito.
Las ranas como el primer ejemplo de metatextualidad
• La Metatextualidad es una de las clases de transtextualidad, estipulado por Gerard Genette en su libro Palimsestos.
• Las ranas es la primera obra registrada que tiene como motivo la crítica literaria.
• Se hacen referencias a varios tragediógrafos como: Iofón, Agatón, Jenocles, Pitángelo, entre otros.
• Crítica al poder.
• Reflexiones acerca la ciudadanía en Atenas.
• Crítica de los esclavos hacia sus amos.
• Referencias textuales a varias tragedias de ambos poetas.

La crítica literaria
• Acerca de los tragediógrafos jóvenes:
Dionisio: Todos estos no son más que hojarasca y garrulería, música de golondrinas, peste del arte que se agotan en un satiamén, en cuanto logran un solo coro, para una vez que han hecho pis en la tragedia. Por mucho que busques, ya no encontrarás un poeta de raza, que diga una palabra noble.

• Plutón (Hades) organiza un debate entre los dos tragediógrafos, Esquilo y Eurípides.
Eurípides (En contra)
• Enemigo de los dioses.
• Viste de harapos a los reyes, para que se parecieran a los hombres dignos de compasión. Es decir, que atenta contra la jerarquía del poder.
• Causante de subversión del pueblo en contra del poder.
• Sus prólogos no tienen alcuza.
• Versos tienen muy poca persuasión.
• Demasiado influído por Afrodita, es decir, por el sexo femenino.
• Condujo al suicidio a muchas mujeres a causa de sus obras.
A favor
• Sintetizó el lenguaje.
• Hace hablar a los personajes desde el comienzo de la tragedia.
• Da la voz a la mujer.
• Trata de temas domésticos.
• Fomenta el pensamiento en el público, es decir que los cuestiona.
Esquilo
En contra
• Prólogos son redundantes.
• Su estilo en general es redundante.
• Sus personajes son un mero ornamento.
• Coros hablan demasiado, mientras que los personajes permanecen callados.
• Charlatán.
• Complejidad en el lenguaje, muchas palabras y utilización de un lenguaje forzado, no natural.
• Lenguaje hinchado
• Falta de verosimilitud
A favor
• Dramas llenos de espíritu, más cercano a la épica.
• Los dramas tenían el fin de hacer mejores hombres y enaltecer al espíritu (Areté guerrera y la paideia)
• Nunca pintó a una mujer enamorada
• Dioses hablan con grandilocuencia.
• Perfección en la métrica de sus versos
Decisión de Dioniso
• Se decide por Esquilo, por su sensatez, por ser un bien para los conciudadanos y para que salve a la ciudad con buenos consejos.
• Esquilo tiene un estilo heroico y representa a la época gloriosa de las virtudes.
• El enfrentamiento de los dos artistas es una contraposición entre el arte viejo con el arte nuevo.

lunes, 15 de diciembre de 2008

La visión total del ser humano en los poemas homéricos


La naturaleza de la poesía resguarda un misterio. Muchas teorías, críticas e hipótesis confluyen en este tema, para poder revelar su verdadero significado. Mucho se ha dicho, la comunicación afectiva, comunicar lo incomunicable. Pero ¿qué de la mágica cualidad de condensar la historia, de condensar el universo entero, la naturaleza humana en unos versos? Sí, esa cualidad parecería irreal, metafísica, pero es un hecho presente en la lectura.
Por lo tanto, la literatura es un referente común para todos los hombres. La buena poesía es el lugar de encuentro entre todos los seres humanos. En esas palabras, que transmiten contenidos esenciales de nuestra naturaleza, todos los seres humanos hallamos un lugar común, sin importar la época que vivamos, la nacionalidad, etc. La poesía tiene el don de desnudarnos de las prendas impuestas por las costumbres, por la historia y mostrarnos lo esencial: la naturaleza de seres humanos.
La literatura es el testimonio del hombre. Sólo recorriendo los textos a lo largo de la historia podremos vivir toda la conciencia humana. Más aún si nos referimos a los clásicos, la literatura griega y latina. Éstas son los primeros testimonios de la literatura de occidente, por lo tanto, son los inicios de la reflexión acerca de la humanidad. Sin lugar a dudas los poemas homéricos son la primera luz del itinerario de los hombres, y sorprendentemente, su influencia no ha cesado hasta el siglo XXI. Estos versos son un referente ineludible al momento de abordar la naturaleza de lo humano, esos versos, desnudan a cualquiera y revelan lo más profundo y esencial de los hombres.
Las implicaciones de los poemas homéricos en la cultura han sido y son rotundos. Hasta el día de hoy es un referente más que válido para revisar y reparar en los más altos valores humanísticos. Son piezas poéticas vivas que nos remiten a la existencia total del ser humano. Sería imposible comprendernos dentro del género humano sin haber leído los poemas homéricos.
Como se notará menciono constantemente los poemas homéricos, y no hago la separación obvia de la Ilíada y la Odisea, ya que ambas se forman una dueto llamados los poemas homéricos. Veremos cómo cada uno de estos poemas épicos guardan sus características específicas, que lo hacen que cada uno de los dos sea absolutamente peculiar, pero también los dos constituyen esa semilla de los hombres, ese lugar que debemos visitar por medio de la lectura para amar y conocer lo humano.
La verdadera magnitud de la expresión “lo humano” solo puede ser comprendida dentro del propio contexto de los poemas homéricos, en éstas piezas es en donde lo humano cobra sentido como término y como objeto de reflexión. Ningún aspecto de nuestra naturaleza queda sin ser tratado y analizado en estas composiciones clásicas. El ser humano es acogido en su totalidad. Esto hace de los poemas homéricos un texto fundacional.
La primera gran dimensión se refiere a la relación de los hombre con lo divino, su relación con los dioses. A lo largo de los poemas homéricos nos encontramos a los seres humanos expuestos frente a fuerzas supremas, es el sometimiento del hombre en el designio de los dioses. Se muestra a ese ser humano supeditado a la voluntad de los dioses, sin embargo, siempre los hombres tienen el poder de elegir sobre sus acciones. Cuando un dios olímpico castiga, es en reacción de un error de los hombres: la némesis. En los poemas homéricos vemos claramente la cólera de algunos dioses, pero de igual manera podemos reflexionar sobre las causas de esas cóleras. La Ilíada inicia precisamente con la cólera Febo Apolo, la cual es causa de la Hybris de Agamenón al haberse negado a devolver a Criseida, hija de Crises, sacerdote de Apolo. Todas las acciones de los olímpicos tienen su propia lógica de ser. Podría parecer que sólo responden a sus caprichos, pero dentro de los poemas o en otras fuentes de la cultura helénica podemos encontrar el por qué de cada cólera, de cada castigo. Sin duda, esto es un testimonio de la cualidad textos forjadores y formadores de humanidad, además de la reflexividad que tienen los poemas homéricos y hacen que el ser humano medite sobre sus defectos, y más que todo sobre sus errores.
Por más que sufra Odiseo no debemos olvidar que en las Hybris que ha incurrido. Primero, como parte del ciclo de poemas “Nostoi”, Odiseo paga por la crueldad mostrada por los aqueos al conquistar Troya, desde haber arrogado a Astianacte de una torre, hasta haber proclamado con muchas soberbia su nombre después de haber cegado a Polifemo, hijo de Poseidón. Como vemos los dos poemas épicos crean una lógica de acontecimientos, que se comprenden en conjunto.
La Ilíada corresponde al ciclo troyano, en compañía de otros poemas, de los que solo nos quedan testimonios en segundo grado. Mientras que la Odisea forma parte de los Nostoi, el regreso de Troya, estos ciclos de poemas se complementan y crean todo un relato con su propia estructura.
La totalidad de los poemas homéricos salvados hasta la actualidad hablan de la fuerza con que abarcan la existencia de aquellos héroes, además tienen el mérito de proyectarse en la historia como un lugar al cual volver en el ámbito de la formación humana. El heroísmo es un motivo que también cruza por las dos composiciones poéticas, pero con diferencias tanto en la Ilíada como en la Odisea. La Ilíada es una canto supremo a la areté guerrera, definida por Jaeger como: “La palabra virtud en su acepción no atenuada por el uso puramente moral, [sino] como expresión del más alto ideal caballeresco unido a una conducta cortesana y selecta” Por lo tanto, es una exaltación del ser humano guerrero, del hombre que lucha por ser recordado en la historia, que busca trascender al olvido. Estos héroes son vitales para la formación del ser humano, nos muestra el punto cumbre al que pueden llegar los hombres, tanto física como espiritualmente. El gran héroe de la Ilíada es Pelida Aquiles, él representa la más alta virtud de los hombres, ya que en él se concentran las destrezas en el campo de batalla, y de igual manera el poder sobre la palabra, es el héroe más equilibrado y el temor de todos los troyanos. A pesar de esto, el poeta nos muestra a este personaje como un dios (que en parte lo es), Homero nunca olvida retratar al héroe como un ser humano. Se presenta a un Aquiles deshonrado, al haberle arrebatado su esclava, Briseida; sufriente, al enterarse de la muerte de su leal amigo Patroclo y compa deciente, al llorar junto a su enemigo, Príamo. El aspecto más profundo de lo humano nunca escapa de las palabras del compositor.
En la Odisea aparece un héroe en el completo dolor y que además se enfrenta a duros retos que sin duda lo harán conocer y volverse un verdadero sabio. Odiseo, que ingenió el caballo de Troya, se somete a los más rigurosos castigos de los hombres, vemos a un héroe que se somete a una lista de dolores insoportables, de una nostalgia por su tierra que no tendrá más remedio que el regreso. Odiseo es el ser humano expuesto a la infinitud de dolores que depara la vida, y lo más grandioso es que él escoge el dolor, la vida consciente. Homero presenta al dolor como una condición humana que debemos soportar con paciencia. Odiseo es el héroe más humano, ya que su elección de vida es ser un hombre, y soportar todo con tal de volver a su patria, su origen, su hogar.
Cada poema homérico tiene sus particularidades, mas la combinación de ambos nos muestra la magnitud de la palabra humano. Cada uno es una unidad distinta de lectura, es decir, que son completamente distintos, pero ambos forman un texto base para la compresión de lo humano, además de ser una obra arte total. En mi opinión si es que Homero fue o no el compositor de los dos poemas no tiene tanta importancia, sino la existencia de una obra monumental que será un testimonio eterno de los valores, costumbres y tradiciones de la cultura Griega en la época micénica. Como ya lo afirmó Werner Jaeger en Paideia: los ideales de la cultura griega:

El problema fundamental consiste actualmente en saber si debemos limitarnos a considerar la Ilíada y la Odisea como un todo y resignarnos a dejar el problema sin solución, o si debemos realizar el esfuerzo de distinguir hipotéticamente, dentro de la epopeya, capas correspondientes a edades y caracteres distintos

La Ilíada ha sido influencia para todo posterior relato épico, y de guerra. En la actualidad, donde en las carteleras cinematográficas predominan las películas de ciencia ficción, no podríamos concebir la descripción de un campo de batalla, sin los versos preexistentes en donde aqueos y troyanos luchaban por la hermosa Helena -claro que los largometrajes de ciencia ficción no siempre guardan ese constante rasgo humanístico que el compositor imprimió en sus poemas- Ya sean batallas descarnadas, imágenes muy duras de la muerte, siempre está el halo de lo humano flotando sobre los personajes, ninguna acción es inexplicable fuera de la lógica de los ideales de la cultura griega.
En la Ilíada se retrata a la sociedad griega en guerra, es decir, que se describe a los héroes y a los ciudadanos en el campo de batalla, lejos de sus hogares, lejos de sus mujeres. También es un poema donde el papel principal se lo llevan los hombres -sin referirme a las deidades femeninas, que su actuar es de vital importancia- Mientras que la Odisea es el cuadro perfecto de la vida doméstica en la Hélade. La Odisea es un perpetuo canto al interior, a la vida privada. En la batalla por Troya se ve la dimensión social del ser humano, ya que los héroes están dentro de un colectivo luchando por el reconocimiento de sus pares; en la Odisea se plantean los problemas domésticos, como los pretendientes en el palacio de Odisea, y de igual manera se presenta al individuo con sus problemas personales. Odisea se separó de los otros caudillos al regresar de Troya, para vivir su propia historia, en su intimidad. El hijo de Laertes vive sus propias guerras y batallas en su viaje, es esa clase de conflictos los que hacen una mención especial en la Odisea.
De la gran novela rusa Guerra y paz de Lev Tolstói se decía que era un retrato perfecto de Rusia. Esta novela realista estructurada a manera de contrapunto entre las guerras napoleónicas y los conflictos personajes fuera de la guerra. Esta obra cumbre de la literatura rusa es caracterizada como una descripción total, a igual manera que los poemas homéricos. Estos son una obra total, que profundiza en lo humano, con esa característica de esencialidad.
Tras 29 siglos de su composición los poemas homéricos son el primer vínculo que puede y debe tener el hombre moderno con su origen. Si bien toda la literatura ha hablado sobre lo humano, hasta convertirse en el testimonio del hombre a través de la historia, los poemas homéricos guardan ese misterio de ser lo primero, lo primigenio; ese misterio de ser lo que ha llegado a nuestros días; ese misterio de ver héroes tan alejados a nosotros en el tiempo, pero tan cercanos en el espíritu, en el dolor. Odisea frente al ponto en la isla Ogigia sumido en su nostalgia es una escena a la que todos podemos recurrir e identificarnos. Ese Odiseo que escogió una existencia humana, a pesar del dolor. Estos poemas tienen ese secreto de la poesía, que en un momento determinado en unos cuantos versos, se condensa toda la existencia, toda la preocupación del ser humano por la vida. Cuando Odiseo intenta abrazar a su madre Anticlea y ésta se desvanece, ese momento del canto descensos ad infernos, es un resumen de la pérdida irreparable que es cuando alguien ha muerto y el abrazo es una quimera irrealizable en esta vida.
Así sea nuestra primera lectura de los poemas homéricos siempre es un volver al ellos. El viajante nostálgico y buscador de conocimiento, el héroe llorando frente a lo inexorable del ponto, el gran guerrero en busca de trascender al olvido, son imágenes ya establecidas en los hombres. La cólera de Aquiles o el nostos de Odiseo reviven lo que ya está adentro - y por supuesto despiertan la reflexión-, imágenes ya labradas en nuestra humanidad, que solamente necesitan ser despertadas, removidas.
La cuestión homérica, el debate entre los analíticos y los unitarios, sirven como una precisión histórica. Lo cierto es que los dos poemas son uno solo, y son un libro base del hombre, ya que recoge lo primario, lo esencial, lo puro, lo innato y lo totaliza, en una lectura podemos desvelar la naturaleza del hombre. Los habitantes de este mundo posmoderno podemos reconocernos en esos personajes casi con amor filial, padecemos con ellos y de los mismos pesares que ellos, después de 29 siglos. No podríamos concebir al ser humano sin el lecho de los poemas homéricos. Sólo con la extinción del hombre estos podrán ser olvidados.




Bibliografía:
• Boitani, Piero, La sombra de Ulises, Barcelona, Ediciones Península, 2001.
• Homero, Ilíada, Madrid, Mestas Ediciones, 2004.
• Homero, Odisea, Madrid, Cátedra, 2004.
• Jaeger, Werner, Paideia: los ideales de la cultura griega, México, Fondo de Cultura Económica, 1987.

Los clásicos, un punto de llegada



La literatura se extiende a lo largo de la historia de la humanidad como una testimonio vivo de la conciencia del hombre. Recorrer la literatura es escudriñar en lo que el ser humano ha pensado y sentido en su paso por la tierra. Después de leer una cantidad considerable de textos literarios, la visión acerca del ser humano cambia: tendremos una visión total de las verdaderas magnitudes del término “lo humano”.

La lectura es un itinerario del ser humano en la realidad, al pasar de los años los autores han plasmado sus espíritus, además del espíritu de su época. Los motivos se repiten, el amor, el “nostos”, el destino, el desamor: son unos de los tantos puntos en común que los hombres enfrentamos y sentimos en la realidad. Desde los orígenes de la cultura estos motivos mueven y caracterizan al hombre. Después de tantos siglos la literatura, después de tantos siglos de conciencia testimoniada, el ser humano sigue flaqueando en los mismos lugares, sigue adoleciendo de los mismos males. Es esa elección hacia el engaño de la realidad lo que nos hace humanos, optamos por lo humano. Igual que Odiseo opta por el dolor del “nostos”, el hombre prefiere sufrir antes de negar su memoria, antes de ser inertes, de ser inmortales.

La literatura clásica es un lugar en que todos los hombres podemos reconocernos. La gran conciencia del hombre empieza con los clásicos, hace más 2900 años Homero dio inicio a ese detalle que sería la literatura. Por lo tanto, es imposible pensar en una visión certera del hombre sin tener cerca el referente de los clásicos. La literatura clásica de la Hélade es el punto de partida de todo proceso de formación humana.

Hablamos de formación, ya que esta visión total del ser humano que nos ha brindado la literatura, es esencial para la formación de un ser humano íntegro y conciente de su ser. La Grecia antigua fue la pionera en la formación de SERES HUMANOS en todo el sentido de su palabra. Como explica Werner en su Paideia[1] el objeto de toda actividad artística, ya sea la escultura como la poesía, era la educación del pueblo Griego. Todo giraba en torno a la formación del ser humano.

Ese trabajo en la forma que podemos apreciar en la escultura, se ve de igual manera en la poesía y en la filosofía. Es un afán constante en crear el ideal humano, crear a los verdaderos hombres. Los helenos fueron la primera cultura en tomar una verdadera conciencia colectiva de una formación humanística. Tenían muy presente el ideal humano y su objetivo era moldear a los hombres a ese ideal para que así se libere esa belleza, esa armonía que ser hombres podía brindarles. De esta manera la poesía de Homero era un referente importantísimo en la formación humana en la Hélade.

La educación humanística en nuestros días sigue aspirando a la formación de un ser humano comprometido con su situación, comprometido con su condición y comprometido con su sociedad. Ese afán de los Griegos de llevar al ser humano a su máximo esplendor de espíritu debe seguir siendo un proyecto anhelable para todas las sociedades.

Solamente volviendo a los clásicos podemos encontrarnos que ese ideal del hombre, que sin duda ha formado a miles de generaciones. Sin importar que cada uno tenga su concepción de clásico, sus libros clásicos; la Grecia antigua es el principio del la formación humana, además de ser el principio de ese testimonio de lo humano a lo largo de la historia.

El concepto de lo clásico es lo más lejano de caduco, esos primeros versos que han llegado hasta nuestros días son una proyección del ser humano, sin importar su época. El dolor de Odiseo nos es común a todos, nos sentimos identificados ante ese sufrir insoportable. Y podemos recorrer con unas cuantas lecturas cómo los hombres hemos sobrellevado esto que llamamos estar vivos. Así que cómo va a ser caduco lo clásico.

Sin la literatura, sin una visión total del hombre a lo largo de la historia, no nos queda más que imaginarnos una sociedad que ha perdido la conciencia que quién es y de quién ha sido. Sin ese volver por los avatares del hombre es imposible pensar en una formación del hombre hacia la belleza espiritual. Si nunca más volviéramos a los clásicos renunciaríamos a nuestra humanidad, y a nuestro futuro como una especie particular y única.


[1] Jaeger, Werner, Paideia: los ideales de la cultura griega, México, Fondo de Cultura Económica, 1987.

El clangor de las armas

El clangor de las armas en la Iliada llega a nuestro días. Los ecos del pasado están presentes en la literatura clásica. Esta página es un esfuerzo por mostrar la influencia de los clásicos en nuestra época, y sobre todo un afán por recuperar todos los valores, e ideales humanos residen en los textos antiguos de la Hélade. Esperamos contar con sus aportes.